viernes, 7 de junio de 2019

Así como Europa entregó Checoslováquia a los Nazis Totalitarios, así entregan a Venezuela.



Hoy veo que Europa se ha prestado para apoyar, exculpar y mantener en la impunidad a una dictadura totalitaria, represora, asesina y corrupta, como lo es la dictadura chavista venezolana. Hoy veo como Europa abandona al pueblo venezolano para que sea sometido por esa élite criminal, tan parecida a la fascista: 

Chavismo, Características Fascistas:

Triste papel, el que jugó Federica Mogherini y ahora juega el español Josep Borrell, representante de política exterior de la Unión Europea, en este trágico dislate. Primero Mogherini auspició en un momento de protesta intensa del pueblo venezolano contra la dictadura, un falso diálogo en Estocolmo, que todos sabían que solo era una estrategia para desmovilizar la protesta, limpiar la reputación de la dictadura, y que evidentemente iba a fracasar. En resumen, Europa enfrentando la política correcta de USA le tendió la mano a la dictadura atroz venezolana, y ayudó a estabilizar su régimen represor. 

Hoy es el español Josep Borrell, ligado a un gobierno con historias ocultas de relaciones turbias e ilegales con la dictadura venezolana, quien pretende limpiar unas elecciones sucias que planea la dictadura con el objeto de acabar con la Asamblea Nacional, organismo que nunca reconoció, que hostigó, y al que le quitó todas las atribuciones y poderes, e incluso les quitó su sitio de reuniones: El Palacio Legislativo, apresando además a muchos de sus integrantes, y mandando al exilio a otros. Todo ello lo hace Europa sabiendo que la dictadura chavista convocó a unas elecciones ilegales y tramposas para ratificar ajuro (a la fuerza) a Maduro en el poder, y en el proceso de alcanzarlas asesinó impunemente a cientos de venezolanos. 

Pensando en ello, me llegan recuerdos de mi infancia, de principios de los 60, cuando Venezuela era hospedaje de miles de inmigrantes europeos, tanto así que el dueño del abasto del frente de mi casa era hijo de Franceses (Latouche, algo así), una familia española tenían una librería, la panadería y heladería la manejaban unos portugueses o italianos... Recuerdo una de esas noches de cuentos, que un abuelo de un compañero de estudio, descendiente de checos, nos contaba la tragedia que habían sufrido cuando Europa (Inglaterra y Francia) los entregaron a los nazis. 

El miedo a la guerra llevó a Francia y a Inglaterra a entregar de modo cobarde al pueblo checo a la Alemania nazi, algo parecido hace hoy la Unión Europea con Venezuela, tal vez atrás estén además de la Izquierda Totalitaria Europea, los hoteleros Españoles de "izquierda progresista" que hacen muy buenos negocios con la Dictadura Cubana, arrebatándole los sitios turísticos al pueblo cubano,  pagandoles a los trabajadores sueldos miserables, de esclavos, explotándolos salvajemente, y dejándoles dólares a la dictadura cubana para que siga reprimiendo y manteniendo en la miseria y el oprobio al pueblo cubano.

En el libro Hitler, Estudio de una Tiranía de Alan Bullock se describe toda esta tragedia.

Luego del Anschluss (la anexión de Austria) Alemania se había fortalecido militarmente, y había mejorado su posición estratégica para la guerra de expansión que los nazis tenían planeada, esa posición de fuerza que intuía Hitler, más los miedos, la desunión y debilidad de los adversarios le hicieron tomar la iniciativa, y su siguiente paso fue mirar hacia la República de Checoeslovaquia, el caso de la minoría alemana en los Sudetes de unos 3 millones y un cuarto compuesta de antiguos alemanes del imperio de los Hamburgo,  sería la justificación para iniciar la agresión. 

El único objetivo claro de los nazis era lograr que toda negociación o acuerdo entre el gobierno checo y la minoría alemana fracasara, todo diálogo y acuerdo que ofreció el presidente Benes de Checoeslovaquia cayó en saco roto, pronto vería el mundo democrático que con los nazis no había acuerdo o diálogo que valiera, que fuese respetado o que detuviese su agresión, sin embargo, hoy la Unión Europea repite con Venezuela los mismos errores que llevaron a la tragedia Checa.

El día 20 de mayo de 1938, alarmado por los informes de concentraciones de tropas alemanas cerca de la frontera y por los rumores persistentes de preparativos de guerra, el gobierno checo movilizó tropas, y el gobierno Francés e Inglés advirtieron a Hitler y a Ribbentrop que cumplirían con los pactos de defensa mutua que tenían con Checoslovaquia.

Como todo gobierno totalitario cuando siente que debe dar un paso atrás, los nazis lo dieron, y llamarón al diálogo y a la negociación, la idea no era matarse sino resolver los problemas como naciones civilizadas. El 23 de mayo le dieron al embajador checo en Berlín la plena seguridad que no había ninguna intención de agresión al territorio checo, sino que solo había una clara preocupación por alemanes que estaban siendo maltratados injustamente en territorio checo, pero que estaban dispuesto a dialogar y a resolver los problemas en paz. 

Mientras tanto, los defensores del apaciguamiento, del diálogo y la negociación con los nazis, condenaron públicamente a Benes diciendo que fue una alharaca sin justificación. Chamberlain primer ministro inglés comentó que no pondría de nuevo en peligro la paz de manera tan precipitada.

Mientras los apaciguadores y los pro nazis en las democracias hundían la reputación de los demócratas checos, planteando que el nazismo era un régimen normal y respetuoso, y los checos eran alarmistas y mentirosos; Hitler ya desde el 20 de mayo de 1938 había discutido la directriz para la invasión de Checoeslovaquia, la Operación Green. Ya el borrador del 30 mayo de esta operación decía: "Es mi propósito inalterable aplastar a Checoeslovaquia mediante una acción militar en el futuro próximo. Corresponde a la dirección política esperar o producir el momento oportuno desde un punto de vista político y militar... Una excusa aparentemente plausible, y junto con ella una justificación política adecuada, que el enemigo no espere la acción y que esta lo encuentre en el menor estado de preparación posible..."

Los nazis avanzaban imperturbablemente a la guerra con Checoslovaquia, ninguno de los llamamientos de Londres o Paris hacían mella. La impresión indeleble que le habían dejado a Hitler los aliados, es que deseaban a toda costa evitar la guerra. De modo que Hitler simplemente pidió que para evitar la guerra, Checoslovaquia entregara los Sudetes al Reich Alemán, de hecho, en su discurso de esa época llama la atención este párrafo, donde se aprecia populismo y cinismo del duro, como el que usualmente derrocha la dictadura chavista venezolana: "No estoy en modo alguno dispuesto a que surja aquí, en el corazón de Alemania, una segunda Palestina. Los pobres árabes se encuentran indefensos y abandonados. Los alemanes de Checoeslovaquia no se encuentran ni indefensos ni abandonados, y la gente debe tomar nota de esta realidad"

Los nazis forzaban la barra y ya se encaminaban a iniciar la invasión cuando llegó un telegrama urgente de Chamberlain solicitando una reunión. Hitler confesó poco después "Ich vom Himmel gefallen" (me caí de las nubes), su vanidad se sintió halagada ante la perspectiva de que el primer ministro inglés, veinte años más viejo que él, hiciese su primer viaje en avión a la edad de setenta y nueve años para ir a interceder cerca del Fuehrer alemán.

Hitler ni siquiera lo recibió en el aeropuerto, ni en un punto intermedio, tuvo Chamberlain que ir a Berghof en la esquina sudeste de Alemania. Allí el 15 de septiembre fue recibido, y allí el Reino Unido y Francia comenzaron a entregar de modo vergonzoso Checoslovaquia a los nazis. Hitler habló largo y tendido de la opresión de los alemanes de los Sudetes, que solo quería que estos se reintegraran a la patria alemana, Chamberlain que había estado callado observando a Hitler, finalmente le preguntó si era solo eso lo que quería, a lo que Hitler dijo que si, que era solo eso, alertó que tanto Polonia, como Hungría también tenían reclamos sobre Checoslovaquia, pero eso no era de su interés.

Chamberlain entonces planteó que con la cesión de los Sudetes el problema dejaba de existir, y solo habría que discutir problemas prácticos como el desplazamiento de la población, calendario y modo. Luego de dimes y diretes, finalmente Chamberlain, desesperado por evitar la guerra, se asió como pudo a la promesa de paz basada en la entrega de los Sudetes a los nazis, sin importar para nada la gente que vivía en esa zona, solo eran números alejados de la realidad inglesa.

Para Hitler el diálogo con Chamberlain solo fue un medio para asegurarse de que Francia ni Inglaterra intervendrían en el sometimiento del pueblo checo. Había arrastrado al primer ministro inglés a que defendiese la cesión de los Sudetes, basándose en el principio de auto determinación de los pueblos. Sí como los nazis calculaban, Praga no lo aceptaba era muy probable que ingleses y franceses abandonaran a Checoslovaquia a su suerte.

El 22 de septiembre de nuevo Chamberlain estaba en Alemania, en Múnich, de buen humor, por la presión extrema que ejercieron sobre Benes este tuvo que aceptar la entrega de los Sudetes, esto agarró a Hitler descolocado, porque pensó que nunca Checoslovaquia aceptaría su entrega, así que presionó más aún a Chamberlain y ahora le dijo que ya eso no era suficiente, que el exigía primero la ocupación por tropas alemanas de los Sudetes y luego organizar la reubicación de la población. Era una solicitud insólita por lo humillante que sería para Checoslovaquia. Chamberlain no pudo hacer más nada, sino indicarle a Hitler que eso tendría que ser sometido a los gobiernos británico y checo. 

Cualquiera que fuesen las ideas de Chamberlain al respecto, lo cierto es que el gabinete británico decidió el 25 de septiembre rechazar las condiciones que exigían los nazis. Hitler amenazó con la guerra, pero Chamberlain se negaba a renunciar a la paz, de modo que envío a Sir Horace Wilson con una carta personal al Fuehrer, quien le expresó a Hitler que Inglaterra apoyaría a Francia en caso de guerra, esto impresionó mucho a Hitler, y motivó a la oposición interna a los nazis a que se desplegaran con fuerza para evitar desde dentro, la guerra. Todo ello hizo cambiar de postura a Hitler, que empezó ahora a revisar la posibilidad de tomar Checoeslovaquia basandose en el miedo a la guerra de los aliados, y a una maraña de diálogos y reuniones que solo eran distracciones para la galería. 

Chamberlain solicitó como último recurso una reunión internacional, una mesa de diálogo y acuerdo, donde también participaría el Dictador Benito Mussolini para tratar la exigencia de los nazis. La reunión entre los dos dictadores y los delegados de Francia e Inglaterra se dió el 22 de septiembre. Mussolini que hablaba los idiomas de todos los demás se movió como pez en el agua, y de alguna manera le hizo ver a Hitler lo inteligente de tomar Checoslovaquia sin violencia, y dejándole a los aliados la tarea sucia de informar a los checos de que debían entregar los Sudetes, aceptar la ocupación alemana, desplazar su pueblo de esa zona y perder sus líneas de defensas. 

El acuerdo de Múnich no contenía, ni siquiera sobre el papel, variantes substanciales de lo propuesto originalmente por los nazis. Las tropas alemanas entraron a los Sudetes el 1 de octubre, tal como Hitler lo había exigido, y los alemanes hicieron caso omiso a las escasas restricciones que colocaron los aliados. El plebiscito de autodeterminación nunca se hizo, y las fronteras siguieron líneas estratégicas y no étnicas. Checoslovaquia perdió las fortificaciones militares y mucha industria pesada, el presidente Benes tuvo que expatriarse.

Lo que querían los apaciguadores, no se logró, los que pretendían que con diálogo y negociación se mantuviera la paz, fracasaron, peor aún se fortaleció de modo absurdo el monstruo fascista, y se aseguró que la guerra por venir fuese más cruel y sangrienta. Aún no aprendemos. 

Los nazis entendieron que el miedo a la guerra de los aliados, les permitiría conquistar el mundo sin problemas. Otro efecto fue que fortaleció la imagen de Hitler y de los nazis a lo interno, debilitó la oposición interna, y le hizo ver al pueblo alemán que nadie intervendría contra la dictadura que los manejaba.

Evidentemente el problema checo no finalizó, solo lo hizo seis meses después, cuando Hitler en el palacio de Hraschin de Praga tomo asiento para escribir: "Checoslovaquia ha dejado de existir"

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