Lo malo de la sociedad
autoritaria es que solo hay una opción que te acogota que te atrapa en todos
los rincones con sus radios y su tv publica con la misma cantaleta, el mismo
discurso ideológico tratando de convertirte en ese HOMBRE NUEVO ideal que buscan.
La novela 1984 es una exageración pero Venezuela tiene un leve halo. El proceso
de Kafka con esa burocracia donde es imposible navegar entre ella o aclarar
cualquier cosa, deja, valga la redundancia un “deja vu”. El gobierno chavista es netamente
militar, 11 de 24 gobernadores son militares, el presidente de la asamblea es
militar, y muchos líderes de partido. Hay mucha corrupción y se ha destruido el
aparato productivo, sin embargo el estado apoya a los pobres económicamente,
sin sacarlos de la pobreza, y un pueblo agradecido aún lo apoya, poco menos de
un 50%. La oposición es la unión de grupos disimiles, desde la izquierda
democrática hasta la extrema derecha. Se ha fortalecido el centro y se ha
derrotado al extremismo. Que Venezuela es un país petrolero y los gringos
intervienen de alguna manera eso es verdad, que los cubanos, los rusos y los
chinos lo hacen eso es verdad.
Otra cosa que me ha llamado la
atención en todo este triste proceso Venezolano es como la izquierda española y
latinoamericana de modo acrítico apoyan sin cortapisas el proceso chavista, me
imagino que ocurrió lo mismo cuando Stalin. Cuando la mayoría de las ejecutorias
del chavismo están contra todos los principios que la izquierda sostenía antes
de tomar el poder. El chavismo tiene una visión militarista de la sociedad, basada
en el control de la sociedad por los militares fundamentado en eso que llaman: La
Unión Cívico Militar del Pueblo. Si los militares controlan el poder y las
armas, adivine quién será el poderoso en esa unión. La libertad de opinión por
la que tanto se luchó ahora es sometida, perseguida y condenada. Opinar contra
lo que hace el régimen es peligroso, es sabotaje, y no te meten preso pero te
fichan para como los griegos enviarte al ostracismo económico. La concepción de
que el estado controla todo ha conducido a que el nepotismo y el partidismo se impongan
en las empresas y proyectos, siendo más importante la fidelidad al partido o la
conexión familiar que la capacidad profesional, la ética y la eficiencia.
El problema de esto es que los
venezolanos de a pie estamos sufriendo las consecuencias. La verdad no está en
los extremos, NI EL MERCADO NI EL ESTADO DEBEN CONTROLAR TODO. Solo un país
donde se respete la libertad, se reconozcan al contrario puede crecer en
desarrollo, en creatividad, en arte. Compare a los griegos, con su poderoso
amor a la libertad de sus ciudades estado y su inmensa creatividad, que fundo
las bases de nuestro mundo. Compárelo contra cualquier sociedad basada en la
autocracia. La autocracia mata la libertad, la creación, la inventiva, el arte.
Venancio Loval
Venancio Loval