Desde hace milenios, el hombre se ha preguntado
si la verdad es absoluta o relativa. Las creencias politeístas y el respeto a
los otros dioses, de otros pueblos y otras tierras, muestran que en muchas
culturas, sin disquisiciones filosóficas, la verdad se asumía como relativa.
Cuando un conquistador dominaba a otro pueblo
que tenía otros dioses, el conquistador no iba a destruir los altares y los
templos de culto de los pueblos conquistados, en su lugar les hacían ofrendas,
porque entendían que los dioses de esos pueblos tenían poder en esas tierras. De esa manera, el politeísmo generaba tolerancia.
Con la llegada del monoteísmo, llegó la verdad
absoluta, que en el espacio religioso generaba intolerancia, ya el conquistador
no llegaba y ofrecía ofrendas a los dioses locales del pueblo que conquistaba, sino que destruía sus altares, sus templos de culto, y quemaba sus ídolos y sus libros.
El monoteismo se basa en una verdad absoluta,
que fácilmente deriva a la intolerancia. Por ello, el diálogo entre religiones
monoteístas es muy complicado, porque no se puede dialogar ni negociar sobre
una verdad absoluta.
Con la muerte de Dios que planteó Nietzsche
en “Así habló Zaratustra” murió también el
derecho divino de los reyes para disfrutar del poder sobre los pueblos de la
tierra. Aquellos que querían tomar el poder no de una manera democrática, sino con
la intención de permanecer indefinidamente, por saecula saeculorum, tenían que buscar
otra manera de legitimarse de manera casi divina, y necesitaban crear otra
verdad absoluta que se utilizaría para justificar su poder y su tutelaje sobre
los otros hombres. Allí surgió el comunismo, el nazismo, copiando de alguna
manera a la iglesia católica y a la aristocracia monárquica. Véase Chavismo,
Militares y Revolución http://reflexionvenezuela.blogspot.com/2011/11/chavismo-militares-y-religion.html
Para el diálogo, para la negociación bien sea a
nivel de la investigación científica o a nivel político, decía el filósofo
austriaco Karl Popper, usando otras palabras, deben haber dos condiciones mínimas:
- Respeto a los otros.
- Aceptar que se podría estar equivocado.
Si una parte que quiere negociar o dialogar cree
que tiene la Verdad Absoluta, no puede realmente negociar, solo aplicará prácticas
y tácticas para ganar, no para conciliar diferencias. Será intolerante y
autoritario.
El Principio de Incertidumbre de Heisenberg
nos sugiere que no hay una verdad absoluta, el ingrediente del azar hace que la
verdad sea relativa. El teorema de la Indecidibilidad o de Incompletitud de Godel
también hace ver que ni la misma matemática se basa en una verdad absoluta. http://gaussianos.com/que-dice-exactamente-el-primer-teorema-de-incompletitud-de-godel/
En fin, para el diálogo y la negociación se requiere
aceptar que la verdad es relativa, que podríamos estar equivocados, y que
debemos respetar los puntos de vista de los otros.
No entender que ciertas ideologías, ciertos
líderes, solo desean someter y exterminar al otro es un suicidio. Así paso en
la Alemania de Hitler, en la URSS de Stalin, en la miserable Cuba de Fidel, con
los Indios Americanos de USA, que entre negociación y pacto con los blancos, que
solo querían exterminarlos, prácticamente desaparecieron.