Solidaridad y LEALTAD son dos palabras que el régimen chavista ha venido
utilizando juntas con el objetivo en
lenguaje chavista militar de derrotar la crítica interna y externa a la élite
chavista. Son las palabras que te reciben en las puertas de entrada del
aeropuerto nacional de Maiquetía, y otras instituciones acompañadas por una
convidada de piedra: Humanismo.
SOLIDARIDAD, la palabra sola es Hermosa, en mayúsculas
y en negrita. Refleja el acompañamiento amoroso a otros en sus dificultades, un
acompañamiento elegido Libremente
basado en la empatía y en amor
espontaneo al que afronta las dificultades.
Solidaridad, inmediatamente acompañada de la
palabra LEALTAD, pierde su esencia,
el valor de la palabra en sí, su poder mágico (como decía Ángel Rosenblat en
sus ensayos) es sometido por el poder de la palabra LEALTAD en Política. La
desnuda y la deja indefensa ante el trasfondo de amenaza, de sometimiento y
acriticidad que exige la palabra Lealtad en el argot revolucionario autoritario.
Lealtad fue palabra importante para ocultar las purgas asesinas de Stalin, para
ocultar violaciones de Derechos Humanos en China, Cuba y Corea. Lealtad mil
veces usadas para exigir obediencia ciega.
Lealtad le exige a Solidaridad “Obedece, quítate tu ALMA y actúa sin LIBERTAD” de modo que la consigna chavista” Solidaridad
y LEALTAD” se convierten en una exigencia de complicidad acrítica, de dócil
sometimiento a la élite chavista con una actuación llena de abusos, corrupción,
ineficacia y represión asesina.
Venancio Loval